miércoles, 14 de septiembre de 2011

Rastros de violencia - Rastros de violencia

Subidos en el coche comenzaron a mirar si había algún sitio por donde salir, los coches de la policía estaban bloqueando las calles, pero ellos no tenían pensado quedarse y esperar a la policía.

— Venga, arranca — dijo Paul.

Clark arrancó y miró a ver si encontraba salida alguna, visualizó una salida entre dos coches de policía, un poco estrecha pero era una salida.

El coche empezó a coger velocidad y faltaban pocos metros para llegar a los dos coches. Al llegar, uno de los coches de policía salió volando 4 metros. La policía empezó a disparar sin éxito alguno. Mientras las balas intentaban dañar la furgoneta, nuestros amigos buscaban una pequeña calle para escapar y poder ponerse a salvo. Dos quilómetros después, se metieron en un pequeño barrio con muchas callejuelas y pusieron rumbo a su piso.

— Hemos estado cerca — comentó Jim.

Paul le miró con el entrecejo fruncido y le dijo:

— ¡Por tu culpa, Jim! ¿A quién se le ocurre empezar a disparar a personas inocentes?

— No quería que nos pillase la policía.

— Lo que pasa, Jim, es que te gusta mucho pegar disparos como si esto fuese una película de acción y dije que no quería violencia ¡Joder! No es tan difícil: entramos cogemos el dinero y nos vamos sin víctimas. Este ha sido el último trabajo, yo lo dejo no quiero pasarme la vida entera en prisión.

— Recuerda el trato, Paul: no puedes irte ¿o es que quieres jugarte la vida?

En ese momento Paul empezó a pensar y se acordó de que sus manos estaban atadas por un largo tiempo a la delincuencia, algo que a él no le hacía mucha gracia.

Llegaron a casa, estaban hablando de lo mal que se había dado el día, sonó la puerta y Clark fue a abrir.

Una silueta delgada de estatura media esperaba en la puerta. Tenía barba de tres días y sus gafas de sol escondían sus ojos. Vestía un pantalón vaquero y una camisa de cuadros.

— Hola Clark ¿Cómo estás? ¿Qué tal se dio hoy?

— Hola Chango, estoy genial. Hemos tenido algunas complicaciones. Pasa, estábamos hablando.

Entró decidido hacia el salón y saludó a todos.

— Chango, ven. Hoy no hemos podido conseguir nada, la policía ha sido más lista que nosotros — le comentó Jim.

Chango miró a Paul y vio que estaba pensativo, a lo que dijo:

— ¿Ocurre algo, Paul?

Sin darle tiempo a contestar a Paul, Jim exclamó:

— Tiene que hablar contigo, parece ser que algunas dudas asaltan su cabeza…

— Pues nada, vamos a la cocina Paul, a ver que me tienes que contar… y luego hablaremos todos juntos y me explicaréis, poco a poco, cuáles han sido los problemas de hoy, y espero que la poli no os haya seguido hasta aquí.

8 comentarios:

BorjaSanchez dijo...

tío, me mola bastante tu historia.

en breves pondré una pagina con enlaces a las entradas para que quede ordenadito o algo asín.

(y cuidado con la ortografía :P)

Rcovisa dijo...

Tantas tengo???

BorjaSanchez dijo...

pues la verdad que sip jeje

Rcovisa dijo...

La próxima vez lo mirare todo bien

Ale dijo...

Unas cuantas sí, pero al menos no son muy graves, jeje!! Mola :)

Juan Carlos dijo...

Está muy bien, mola mucho, Borja, pon un enlace que se una a la etiqueta relatos para que quede ordenadito y bien.

BorjaSanchez dijo...

estamos.. ¡trabajando en ello...!

BorjaSanchez dijo...

ya está: todo organizado y listo para nuestros lectores, aunque con el tiempo cambiaremos la imagen provisional del enlace y la página la intentaré adecentar más...

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